Informe del Secretariado Mundial

 

Después de casi siete años al servicio de la comunidad mundial, agradezco esta oportunidad de compartir con ustedes algo de lo que he aprendido durante este tiempo. Aunque durante estos últimos meses de preparación, con frecuencia me he sentido preocupada, tenía muchas ganas de que llegase esta asamblea. Es una gracia especial poder participar en un acontecimiento semejante y ciertamente un gran placer el volver a encontrar tantos amigos.

Con profundo agradecimiento repaso estos siete fecundos años de mi vida. Tengo que dar gracias por muchas cosas. Ante todo por la ayuda y la amistad que he recibido siempre a través de la Compañía de Jesús. Muchos bienes nos aporta, a mí personalmente y a la CVX, el hecho de que el secretariado mundial tenga sus oficinas en la Curia de la Compañía de Jesús. El Padre Kolvenbach siempre se ha mostrado dispuesto a escucharme y ha demostrado un gran interés por mi trabajo. He aprendido a valorar profundamente sus sabios consejos.

Me ha sido grato observar señales positivas de crecimiento en la CVX. En la mayoría de las comunidades nacionales hay una mayor conciencia de pertenecer a una comunidad mundial. El sentido de responsabilidad de unos para con otros y ante la comunidad se deja ver en las reacciones ante nuestra correspondencia y sugerencias. La discusión sobre el documento del Carisma y los comentarios en torno a nuestras estructuras ha sido animada y demuestra la madurez y responsabilidad de los miembros de CVX. Ha sido reconfortante observar la seriedad con que la mayoría de las comunidades nacionales se ha preparado para Itaici. El material de preparación que ha enviado el ExCo mundial ha sido, en general, bien recibido y utilizado.

Otra razón para estar agradecidos es la labor que Julián, nuestro Viceasistente Eclesiástico ha llevado a cabo promoviendo el interés por CVX entre los jesuitas y formando a los asistentes eclesiásticos a lo largo del mundo. Julián y yo nos hemos esforzado por conversar con los jesuitas que nos visitaban sobre CVX y sobre la necesidad de colaboración con la Compañía de Jesús. Creo que a lo largo de estos años ha crecido el número de jesuitas dispuestos a trabajar con CVX.

Después de treinta años de camino CVX damos gracias a Dios por todo lo que nos ha concedido. El mejor modo de alabarle es seguir cumpliendo su voluntad como nos enseña Jesús y como lo muestra María, nuestra madre y compañera de camino, con el ejemplo de su vida.

Entonces, ¿por qué me sentía preocupada y por qué deseo compartir con ustedes todo esto? Viniendo de una experiencia en el mundo de los negocios, estaba acostumbrada a cierta eficiencia, a una oficina bien equipada, con suficientes recursos económicos para trabajar. En el secretariado de Roma me he encontrado con que gran parte de todo eso me faltaba. Además he experimentado mis propias limitaciones. No hablaba castellano, francés ni italiano. El inglés no es mi lengua materna, pero era responsable de Progressio y Proyectos en estas tres lenguas, sin contar la correspondencia con las comunidades nacionales de todo el mundo. En este particular tengo que dar gracias de corazón a Julián. Fiel y eficazmente ha traducido al castellano Progressio, Proyectos y la correspondencia oficial con la comunidad mundial.

En estos años no he podido usar como hubiera deseado lo que yo consideraba mi verdadera aportación a la comunidad mundial, es decir mi sólida formación CVX, mi formación como guía de Ejercicios y la experiencia de ayudar a otros en el crecimiento del estilo de vida CVX. La escasez de recursos económicos y la situación del secretariado no me han permitido viajar con mayor frecuencia ni dedicarme más a la labor de formación. Ver la necesidad de formación en muchas comunidades nacionales y no poder ayudarla más ha sido siempre un sufrimiento para mí. Cada vez que he podido visitar comunidades nacionales o participar en cursos o reuniones de formación ha sido para mí un momento luminoso en mi trabajo, aunque para recuperar el tiempo de mi ausencia del secretariado tuviese que trabajar hasta altas horas de la noche.

Otro sufrimiento mío ha sido la falta de continuidad en la comunidad mundial. Por ejemplo: hace una semanas cayó en mis manos un material del primer curso internacional de formación CVX organizado en Roma hace 25 años, en 1973. Ciento cinco participantes de 31 países se reunieron durante quince días. Muchos eran dirigentes o formadores en sus propios países. Los criterios para participar eran: dedicación a la CVX, madurez humana y espiritual y responsabilidad social. Todos los elementos de nuestro estilo de vida CVX fueron presentados de forma atractiva y instructiva por personas que parecían tener mucha experiencia de formación y del estilo de vida CVX. Observando el modo equilibrado como fueron presentados todos los elementos de la formación CVX y lo bien que fueron desarrolladas las dimensiones sociales y apostólicas de nuestro carisma específico, sentí que debíamos haber edificado algo más sobre estos fundamentos y ahora me pregunto qué lección podemos sacar de ahí para el futuro.

El ExCo mundial y la secretaria ejecutiva como su "brazo ejecutivo" no pueden ellos solos garantizar la continuidad y la unidad de formación. Por eso, el ExCo mundial ha hecho algunas sugerencias como ustedes han podido ya escuchar en el informe sobre las estructuras.

Ahora unas breves palabras para explicarles la situación del trabajo en el secretariado. La situación económica y otros hechos que no puedo explicar aquí, no me han permitido tener suficientes personas para que el secretariado funcionase mejor. Durante los últimos seis años y medio he invertido gran parte de mi tiempo y energía en la formación de nueve personas diferentes, cada una de las cuales ha trabajado uno o dos años a lo más, y después, por una u otra razón, se han marchado. Una excepción notable es la querida Van Nguyen, una joven de origen vietnamita, que desde hace cuatro años trabaja conmigo a tiempo completo. Van es responsable de mantener al día las direcciones y el trabajo administrativo relacionado con Progressio, ha ido asumiendo gran parte del trabajo de administración y, después de mi enfermedad el año pasado, la he preparado para que lleve la contabilidad. Ha demostrado una gran fidelidad y, puesto que no podía ofrecerle ni la seguridad ni los beneficios sociales de los que gozaría si trabajase en una empresa italiana, gracias a bienhechores privados (fuera de CVX) he recaudado dinero para un fondo de Beneficios Sociales a su favor. El pasado cuatro de julio, Van, desposada hace un año con un italiano, dio a luz a la pequeña Chiara. El dinero para los cinco meses de baja por maternidad saldrá de este fondo y debería quedar siempre una reserva para poder ayudarla cuando lo necesite. Mi esperanza es que Van pueda seguir trabajando con nosotros por muchos años.

En mi servicio a la comunidad, muchas veces me he sentido sola en el trabajo y en las decisiones que tenía que tomar. En repetidas ocasiones, con gran dolor, he tenido que dejar de lado asuntos importantes porque no podía llegar a más. Uno de estos asuntos ha sido nuestro estado de ONG. Cada día recibía una montaña de publicaciones y correspondencia de diversos departamentos de las NU y otras ONG que, por falta de tiempo, no podía ni siquiera leer. Enviar dos delegados de CVX a la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing 1995 fue toda una empresa. El dinero para ello provenía de antiguos colegas míos de negocios. Muchas veces dejamos solos al padre Dan Fitzpatrick y al padre Henry Volken que, me da vergüenza decirlo, pagan de su bolsillo gran parte de sus gastos. Gracias, padre Dan y padre Henry, por seguir adelante, conscientes más que todos nosotros de la importancia de su trabajo (Cf. propuestas del grupo de trabajo sobre ONG).

Siempre he procurado dedicar tiempo suficiente a aquellos que desde todo el mundo nos visitan, para que se sientan en el secretariado mundial como en su casa. Frecuentes contactos con personas CVX, jesuitas y religiosas de congregaciones ignacianas, así como una animado correo electrónico desde todo el mundo, me han ayudado a constatar que vale la pena dedicar tiempo y energía a la CVX. En esta comunidad he conocido gente estupenda y estoy muy agradecida por mi vocación a la CVX.

He considerado siempre muy importante mantener buenas relaciones con el Consejo Pontificio para los Laicos y con otros Movimientos en la Iglesia. Fue una maravillosa experiencia de comunidad cuando en mayo de este año, ocho de nosotros (cinco estamos aquí presentes: José María Riera, Agnes Raush, Michael Mifsud, Gilles Michaud) participamos en el Encuentro Mundial de los Movimientos de Iglesia. En aquellos días pudimos vivir juntos la comunidad. Sentimos que la CVX tiene mucho que aportar a la Iglesia y a la sociedad. A mi juicio, se está delineando nuestro papel en el anuncio de Cristo en el tercer milenio. Espero que al final de nuestra estancia aquí, el Espíritu del Señor nos habrá indicado el próximo paso que debemos dar.

Ocupados como estaban ustedes con la preparación de la Asamblea, tal vez no se han dado cuenta de que este año no hemos publicado Progressio. Las seis semanas de ausencia que tuve que tomar el año pasado y el trabajo cada vez mayor de preparación de la Asamblea me obligaron a esta difícil decisión. Me hace sentirme muy mal el pensar que nuestros suscriptores han pagado por algo que recibirán sólo el último trimestre de este año. Siempre me ha gustado preparar Progressio aunque sé bien que lo he hecho con poca profesionalidad. Una persona no puede hacer bien lo que debería ser trabajo de un equipo.

A principios de este año he tenido una experiencia reconfortante y alentadora en los tres meses que Agnes Rausch estuvo presente en el secretariado mundial. Agnes tuvo que dejar por tres meses su querido y muy importante trabajo con los refugiados en Caritas Luxemburgo para venir a ayudarme. El tiempo pasado con Agnes me ha confirmado en la opinión de que en el secretariado mundial debería trabajar un equipo. El ejemplo de Agnes inspiró a mi grupo local de CVX. Al marcharse Agnes, Antonella, de mi comunidad, se ofreció para ayudarme. Sin su preciosa ayuda, con Van ausente, no hubiera sabido qué hacer.

Les cuento todo esto porque estoy convencida de que ustedes, como órgano de gobierno de nuestra comunidad, deben tener una idea clara de la situación para poder dar orientaciones precisas al nuevo Exco, o para tomar decisiones en relación con nuestras estructuras. Como ustedes saben, nuestros amigos Gilles Michaud y su esposa Leah, son mis sucesores y comenzarán a trabajar en el secretariado a partir del mes de octubre. Necesitarán su apoyo, y el ExCo que ustedes van a elegir también necesitará sus recomendaciones y apoyo. Para tener equipos volantes que funcionen, un equipo apostólico, un equipo de formación, etc. tal como ha sido propuesto en el informe sobre las estructuras, hará falta gente comprometida y capaz dispuesta a dedicar mucho tiempo a estas responsabilidades. También se necesitarán cabezas organizadoras. El poner estos equipos en marcha supone un peso adicional sobre las espaldas del secretariado mundial.

No es posible organizar inmediatamente todos estos equipos. ¿Están ustedes de acuerdo en que se debería dar la prioridad al EQUIPO DE FORMACIÓN? Cuando se cree este equipo de formación, deberíamos preguntarnos: "¿Qué es lo que más me ha ayudado a crecer en CVX? ¿No son los ejemplos de los demás lo más importante y lo que más nos ha marcado? La formación intelectual es sin duda importante, pero no es lo esencial en la formación CVX. Tenemos que asegurar la trasmisión de nuestro estilo de vida CVX por medio de experiencias vividas. Tenemos que aclarar el modo de poner en práctica los Principios Generales en la vida diaria de los individuos y de las comunidades. No podemos permitir que sean interpretados por individuos carismáticos. Apertura y flexibilidad son cosas buenas, pero ceder a las tendencias de la moda es otra historia.

Algunas comunidades nacionales no viven ni pueden vivir elementos importantes de nuestro estilo de vida CVX por falta de formación o por falta de posibilidades, por ej. para hacer los Ejercicios Espirituales y para contar con guías espirituales o guías adecuados de grupos. Si esperamos que los recién llegados a CVX, o las comunidades nacionales, estén disponibles para la misión tal como la entendemos sin ofrecerles una formación básica, no deberíamos sorprendernos si lo que va desarrollándose es algo muy distinto de CVX.

He preparado un breve resumen de dos páginas sobre nuestra historia. Tal vez les ayude a reflexionar sobre nuestro camino y a evitar los errores del pasado. ¿Por qué perdieron las Congregaciones Marianas sus raíces ignacianas, volviéndose un movimiento de masas? Una de las razones tal vez fuese el que para nosotros los humanos existe siempre la tentación de sentimos demasiado impresionados por las grandes cifras y la visibilidad aparatosa. La visibilidad evangélica tiene su origen en el seguimiento de Cristo humilde y que sufre. En CVX no debemos tener miedo de ser 'radicales' cuando se trata de esta verdad esencial. Jesucristo es el centro de nuestra espiritualidad. Él es el camino y la meta. Nuestros apostolados y servicios como individuos o como comunidad no se volverán misión si no están enraizados en nuestra relación personal con Cristo (... sin mí no podéis hacer nada... Juan 15,5). Si vivimos de verdad el estilo de vida CVX seremos una comunidad apostólica en misión que sigue a "Jesucristo más de cerca y trabaja con Él en la construcción del Reino".

 

Roswitha Cooper